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Las enfermedades cardiovasculares engloban un conjunto de patologías como:
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Cardiopatía coronaria isquémica o enfermedades de los vasos coronarios que irrigan el músculo cardiaco.
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Enfermedades cerebro-vasculares o de los vasos que irrigan el cerebro.
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Cardiopatías orgánicas que generan cuadros de arritmias cardiacas (palpitaciones, bloqueos, etc.) e insuficiencia cardiaca.
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Cardiopatías congénitas: las malformaciones cardiacas presentes desde el nacimiento.
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Cardiopatía reumática, enfermedad generada por el estreptococo beta hemolítico que lesiona las válvulas cardiacas e inflama el corazón.
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Las trombosis venosas profundas de las piernas y embolias pulmonares y cardiacas generadas por desprendimiento de los trombos y su alojamiento en el corazón.
Factores de riesgo
La prevención de enfermedades cardiovasculares comprende una serie de medidas dedicadas a evitar la aparición de los factores de riesgo. Las causas más importantes de éstos son:
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Mala alimentación, con consumo frecuente de alimentos ricos en sal, colesterol, grasas saturadas y azúcares simples e ingesta escasa de frutas y verduras que contienen los antioxidantes y depurativos que protegen a nuestro corazón y vasos sanguíneos.
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Vida sedentaria: la falta de ejercicio físico favorece el depósito de colesterol en nuestros vasos sanguíneos e incrementa la coagulación de la sangre con sus consecutivas trombosis. El ejercicio físico fortalece el músculo cardiaco.
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Hipertensión arterial. Es el factor de riesgo más frecuente. El incremento continuo de nuestra tensión arterial por encima de 15 mm Hg de máxima y de 9 mm HG de mínima sobrecarga el trabajo de nuestro corazón. Como consecuencia de hipertrofia el músculo cardiaco y se contraen de las arterias coronarias, renales, cerebrales y periféricas.
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Niveles elevados de colesterol sanguíneos. Las cifras mayores de 250 mg producen aterosclerosis con sus consecutivos cuadros isquémicos por falta de riego.
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Diabetes. Las cifras mayores de 127 mg de glucosa sanguínea provocan un cuadro de diabetes secundaria que perjudica a nuestros sistemas cardiovascular, renal y ocular. Esta normalmente es consecutiva a la obesidad, a una dieta insana y al sedentarismo.
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Obesidad. Es fundamental conseguir el peso ideal y el índice de masa corporal correspondientes a nuestra edad, sexo y ocupación.
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Estrés, que produce espasmos de todos los vasos sanguíneos: coronarios, crebrales, renales, etc. También es causa de palpitaciones y cuadros de hipertensión arterial.
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Fumar, que mató a 6 millones de personas durante 2012 (OMS). Incrementa la tensión arterial, la frecuencia cardiaca y genera palpitaciones. Es un factor de riesgo de cardiopatía coronaria y de infarto de miocardio.
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Alcohol, que causó la defunción de 2,5 millones de personas (OMS). Incrementa la tensión arterial, aumenta la actividad cardiaca y debilita la musculatura cardiaca generando incapacidad para bombear la sangre e insuficiencia cardiaca.
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Insomnio. El hecho de dormir menos de 7 horas diarias y dormir mal generan estrés, hipertensión arterial e incrementan el trabajo cardiaco.
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Consumo frecuente de medicamentos con efectos adversos cardiovasculares y drogas estimulantes como cocaína, anfetaminas, etc. Algunos casos de intolerancias medicamentosas.
Prioridades de la prevención
Debe mantenerse e intensificarse la estrategia poblacional dirigida a reducir al mínimo el consumo de tabaco, aumentar la actividad física y reforzar los hábitos alimenticios tradicionales de nuestro país y moderar el consumo de alcohol. En esta estrategia poblacional existen grandes grupos (algunos aún por identificar) en los que puede ser deseable realizar actividades específicas dirigidas a ellos por las oportunidades que aún presentan de prevención primordial (niños en general, y mujeres en el caso del consumo de tabaco).
En cuanto a los grupos específicos a los que dirigir la estrategia de alto riesgo son, en orden decreciente de riesgo:
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Pacientes con enfermedad arteriosclerótica establecida.
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Personas sin diagnóstico de enfermedad arteriosclerótica pero expuestas a un alto riesgo de sufrirla por presentar una combinación de los factores de riesgo (FR) tradicionales (tabaquismo, presión arterial elevada, dislipemia, glucemia elevada o historia familiar de enfermedad coronaria) o alteraciones muy acusadas en alguno de ellos (dislipemias o hipertensión severas o diabetes).
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Familiares en primer grado de pacientes que han sufrido manifestaciones clínicas de la enfermedad arteriosclerótica a edad temprana.
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Para el resto de los pacientes que entran en contacto con la clínica, este encuentro puede ser utilizado para aprovechar las oportunidades de prevención individuales.