En 2014 se produjeron 840 paradas cardiorespiratorias fuera de centros médicos sólo en Euskadi.
El Gobierno ha dado el banderazo para la extensión de los desfibriladores externos automáticos en Euskadi, fuera de los espacios médicos, con el objetivo de reducir la estadística de muertes por ataques al corazón fuera de hospitales y centros médicos. Según ha explicado el consejero, Jon Darpón el pasado año se produjeron 840 paradas, de las que 170 se pudieron atender y llegaron con vida a centros hospitalarios y de ellos 45 fueron dados de alta para hacer vida normal. El Gobierno ha aprobado un decreto que establece la obligatoriedad de instalar desfibriladores en determinados espacios de uso público externos al ámbito sanitario como grandes establecimientos comerciales y centros educativos con aforo igual o superior a las 2.000 personas, entre otros. Darpón lo ha calificado como un paso más en la mejora de las expectativas de supervivencia de una persona ante una posible parada cardiorrespiratoria.
La nueva regulación establece la obligatoriedad de instalar desfibriladores externos automáticos y semiautomáticos en los grandes establecimientos comerciales individuales y colectivos; en aeropuertos y puertos comerciales, estaciones de autobuses o ferrocarril de poblaciones de más de 50.000 habitantes y las estaciones de metro, tren o autobús con una afluencia media diaria igual o superior a las 2.000 personas. También deberán contar con estos dispositivos los establecimientos públicos, instalaciones, espectáculos y actividades recreativas, incluidas las deportivas, con aforo autorizado superior a 700 personas y los centros educativos, incluidas las universidades, con una capacidad igual o superior a las 2.000 personas.
El coste de cada aparato es de unos 1.200 euros
Estos lugares deberán contar con aparatos comprados por los propietarios -tienen un coste aproximado a partir de 1.200 euros-, en un plazo de 12 meses desde la publicación del decreto en el Boletín Oficial del País Vasco. El decreto aprobado hoy también regula el uso de los desfibriladores que podrán ser utilizados por personal no sanitario con el apoyo de los servicios de Emergencias de Osakidetza. El consejero ha explicado que se trata de material muy fácil de usar y que se trata de aparatos muy extendidos en Europa. «El riesgo de mal uso es muy bajo y las consecuencias no son funestas», ha dicho.